Octavio Garabello: Between the Organic and the Everyday, an Expressive Journey
In Octavio Garabello’s work, viewers enter a universe where everyday life and nature intertwine with intense pictorial energy. From the strokes of urban landscapes to introspective portraits, Garabello presents a visual language that blends Fauvism and German Expressionism with a uniquely contemporary sensibility.
Recurring motifs in his work —broken trees, branches, office or theater scenes, and human figures immersed in everyday contexts— reveal a deep interest in the interaction between the environment and personal experience. Each piece functions as an emotional record: the vibrant, sometimes almost electric palette, and dynamic compositions evoke movement, rhythm, and life, capturing both the beauty and the tension of the world around us.
What sets Garabello apart is his ability to transcend the figurative and explore the implicit narrative in the simple: a broken tree, a self-portrait with a beer, an urban scene in Bergamo. Texture, color, and form are not merely decorative; they are vehicles for introspection, inviting the viewer to reflect on the relationship between the individual and their surroundings.
Altogether, his work manifests as a dialogue between chance and intention, between the everyday and the sublime, making it clear that Octavio Garabello does not simply paint images—he creates experiences that linger in the viewer’s memory long after leaving the virtual gallery.
— Alexander M. Langford, Independent Art Curator
Octavio Garabello: Entre lo Orgánico y lo Cotidiano, un Viaje Expresivo
En la obra de Octavio Garabello, el espectador se encuentra frente a un universo donde la vida cotidiana y la naturaleza se entrelazan con una energía pictórica intensa. Desde los trazos de sus paisajes urbanos hasta los retratos introspectivos, Garabello despliega un lenguaje visual que combina el fauvismo y el expresionismo alemán con una sensibilidad contemporánea única.
Los motivos recurrentes en su trabajo —troncos, ramas, escenas de oficinas o teatros, y figuras humanas inmersas en contextos cotidianos— revelan un interés profundo por la interacción entre el entorno y la experiencia individual. Cada obra funciona como un registro emocional: la paleta vibrante, a veces casi eléctrica, y las composiciones dinámicas evocan movimiento, ritmo y vida, capturando tanto la belleza como la tensión del mundo que nos rodea.
Lo que distingue a Garabello es su capacidad de trascender lo figurativo para explorar la narrativa implícita en lo simple: un árbol quebrado, un retrato con una cerveza, una escena urbana de Bérgamo. La textura, el color y la forma no son meramente decorativos, sino vehículos de una introspección que invita al espectador a reflexionar sobre la relación entre el individuo y su entorno.
En conjunto, su obra se manifiesta como un diálogo entre el azar y la intención, entre lo cotidiano y lo sublime, dejando en claro que Octavio Garabello no solo pinta imágenes, sino que construye experiencias que permanecen en la memoria del espectador mucho después de abandonar la galería virtual.
— Alexander M. Langford, Curador de Arte Independiente